Este post lo escribo desde el avión que me lleva a Sudáfrica. Después del susto de casi perder la conexión por la cancelación del vuelo original en la salida de Brisbane y por el retraso en el vuelo que me llevó al final a Sydney estoy en posibilidad de finalmente de ponerme en la idea que voy rumbo al mundial y que mañana seré testigo de la inauguración en el flamante Soccer City.
Es mi tercera vuelta al país del arcoiris. En septiembre del 2003 estuve en Johannesburgo y en diciembre del 2004 en Ciudad del Cabo así que mas o menos se a lo que voy. Haber estado hace 4 años en Alemania, así fuera por 4 días, tampoco me hace un completo novato en el jolgorio mundialista. Lo que no puedo acomodar en mi cabeza aun, es como poner el ambiente mundialista en un país como Sudáfrica.
La inseguridad y el permisivo caos que contrastan con lo vivido en Alemania es lo que me intriga. A un directivo de la delegación mexicana le robaron el portafolio en un restaurante, y un grupo de reporteros de Portugal y España fueron robados mientras dormían en las habitaciones de su hotel. Adicionalmente, las televisoras está sufriendo mas que nunca para alinear propiamente los satélites y el Internet esta saturado. Esto es uno de los últimos reportes que he escuchado, tan solo en el camino de casa al aeropuerto.
Lo cierto es que no son pocos los que esperan que Sudáfrica falle y quieren que la nota del mundial sea todo lo que pudo ser y no fue. Simplemente rechazo esa postura que condena y castiga la osadía del tercer mundo de ser anfitrión en este tipo de eventos como si esto fuera privilegio de unos pocos países.
Yo voy con la fe de que el mundial estará a la altura y al mismo tiempo con la malicia mexicana de estar en la calle. Sí, habrá gente estafada, timada y ojala todo quede en eso. Pero riesgos hay en todos y si lo sabremos bien mis connacionales. Tal vez el mundial sirva para muchos otros aprender otras realidades y no solo todo sea futbol.
Leave a Reply