Por una de esas casualidades cósmicas el siguiente paso en nuestro proceso migratorio en Australia sucedió esta vez en el día de mi cumpleaños, el 11 de Agosto.
Fue en este día en el mes del león el que por fin se integró el último papel requerido por la oficina de migración en Australia y se envió nuestra solicitud de residentes permanentes.
Como se alcanza esto? Bueno se puede resumir en los siguientes 3 puntos
- Demostrar el buen carácter como ciudadano. Acá ya tienen bastantes barbajanitos como para traer de importación.
- Buena salud. No hay nada mejor que un contribuyente que dure.
- Credenciales que respalden lo que uno dice que sabe hacer. A pesar de que mi título profesional es una Ingeniería en Sistemas. Mi experiencia laboral me ha llevado a ser considerado un relacionista público en Australia. La verdad ni cuenta me di como sucedió esto en mi vida.
Mas allá del sarcasmo empleado, uno no puede mas que encontrar razonable que el país adoptivo trate de garantizarse que el hijito le salga bien portado y útil para la sociedad. Lo que no me cuadra muy bien es que este deber se lo haya encargado a los burócratas que hicieron de este trámite un largo sendero de amargo sufrimiento medieval de papeles que demuestres que tu eres bueno.
Bueno lo se, no hay de otra forma, pero igual no quiero dejar de quejarme de la letanía burocrática del trámite que en realidad fue vencido por la Ariana Madre que trae muchas ganas de endeudarse con una hipoteca.
Y es que la residencia permanente representa importantes beneficios, como acceso al seguro del estado, independencia laboral, apoyos de programas gubernamentales y por supuesto acceso a créditos bancarios de largo plazo.
La pelota esta ahora en el lado de la cancha del gobierno Australiano. Espero que la fecha de recepción de nuestro expediente no salga contraproducente pues con la suerte que me traigo me van a salir con que faltó la copia rosa comprobando que la ostia de mi primera comunión era de harina consagrada certificada. Solo queda esperar. tic tac tic tac.
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