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En esta vida de contrastes, en el mismo viaje que me llevó a una forzada abstención en el Este de Africa, la siguiente parada fue Puerto Luis, en la paradisiaca y remota isla de Mauricio. Si en el post anterior tuvieron dificultad para ubicar Sudán, pues Mauricio representará un reto extra. Esta pequeña isla se encuentra en el Océano Índico basicamente lejos de todo.
La isla no tiene habitantes originales, la colonizaron primero los holandeses y como era la costumbre en esas épocas se la pelearon con varios y al final quedó en la canasta francesa de colonias. A pesar de su lejanía se las arregló para prosperar, aunque en el proceso cayeron algunas víctimas entre ellas el famoso Dodo. Sí, el pájaro de las caricaturas no es una invención, existió como animal endémico de la Isla de Mauricio.
Actualmente Mauricio es principalmente un centro vacacional y no es para menos pues es una isla de arenas blancas y mar turquesa. En el vuelo de llegada y a pesar de que yo ya tengo mi buen kilometraje andado y no ser precisamente un mozalbete, rompía la media de la edad de los pasajeros del avión. Bueno, es fácil hacerlo cuando esa media debía andar por los 65 años. Siendo principios del invierno boreal, el avión venía con una “parvada” de viejitos europeos dispuestos a pasarla de forma más que calurosa en la ecuatorial Mauricio.
Mauricio es un centro tecnológico (Call centers), financiero (paraíso fiscal) y turístico. Es aquí donde tienen su ventaja competitiva, su población en su gran mayoría es trilingüe. Frances, Criole e Ingles, con esto se las han arreglado para atraer inversiones y hacer de esta pequeña piedra en el mar ( la puedes recorrer de sus puntos más extremos en 2 horas en auto ) un punto estratégico para las comunicaciones y un atractivo turístico para Europa, Africa y el Medio Oriente.
En la transición entre Sudán y Mauricio, la tenía clara, había que ganar días al fin de semana llegando lo más pronto posible a Mauricio. Una vez establecido renté un auto que me permitió una extensa exploración del país y sus playas. Aunque por momentos las carreteras del interior de la isla me hacían sentir que estaba en un rally, donde participaban motociclistas suicidas y camiones kamikazes cargadas de caña de azúcar, la experiencia fue por demás intensa. En el otro extremo, en las carreteras a lo largo de la playa, participé en lentas e involuntarias manifestaciones políticas en apoyo a candidatos que estaban en campaña. No puedo dar muchos detalles pero eran los blancos contra los colorados, los cuales estos últimos me pasaron un seis de cerveza de carro a carro como pago de mi desaforado apoyo al candidato :).
Aunque las playas no son mi fuerte, la pasé bien. El hecho de saberse remoto te pone con la guardia un poco más baja y de un humor diferente y aunque el viaje era de trabajo, inicié la visita con un fin de semana libre lo cual le dio un saborcito de mini vacaciones. Fue en este remoto lugar que di por terminada mi agenda viajera del 2012. Veamos que depara el 2013.
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