Uno como padre acompaña como puede el desarrollo de los hijos, sus primeros pasos, su primer día de escuela, su primera obra escolar, etc etc. Muchas veces la cuestión es tener la suerte de estar cerca y que no coincida con compromisos laborales.
Hoy en pleno Sábado de Gloria pude presenciar el primer diente caído del charrumaco. Fue la suerte que en vacaciones de semana santa estuve justo frente a tan magno evento. La situación fue que mientras madre, prima y padre escuchábamos atentos las instrucciones de los instructores de buceo, de nuestro tour del día, el chamaco que estaba destinado a quedarse al cuidado de extraños durante la duración de la inmersión, buscó la mejor manera de llamar la atención. Su mejor forma de hacerlo fue arrancarse por si mismo su primer diente flojo.
Con boca sangrante y orgullo evidente interrumpió nuestra atención para mostrarnos su "trofeo". Digno nieto de su abuelo, el cual por alguna razón que aun no comprendo hacía de cualquier diente flojo su propiedad. Aun recuerdo esos dolorosos momentos sentado en el regazo de mi papá mientras extraía lo que era suyo.
Todo esto ha desembocado en un gran conflicto infantil. A quien darle preferencia este domingo de resurrección, al Conejo de Pascua o al Ratón Perez. La solución fue obvia, a los dos. Mañana habrá huevos de chocolate y carta firmada con dinero anexado. Hay quienes en esta vida lo tienen todo.
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